Definitivamente las ventas en línea llegaron para quedarse, pues además de su practicidad, es el sustento de miles de personas pero especialmente de las mujeres emprendedoras y en el caso de Tulancingo, la Catedral se volvió el punto de entrega por excelencia dada su ubicación.
Debido a la pandemia por Covid-19, miles de personas perdieron sus empleos formales por lo que se vieron obligados a buscar nuevas formas de sustentarse, como es el caso de la tulancinguense Mar Flores, una emprendedora de 23 años cuyas ventas en línea son ahora su principal fuente de ingresos luego de haber sido despedida de su trabajo estable.
“Trabajaba en una empresa y pues nos empezaron a correr por la pandemia y todo eso, y ya me quedé en esto y ahora me dedico a esto (…) Eres tu propio jefe y ganas mucho más que en un trabajo”, explicó Flores.
La historia de Mar Flores es similar a la de los muchos emprendedores de hoy en día, quienes en redes sociales tuvieron la oportunidad de vender productos como cosméticos, zapatos, ropa, accesorios y otros artículos pero el punto en común es el lugar de entrega: la Catedral.
“Si tú dices Tulancingo Catedral, todo mundo sabe dónde está la Catedral, yo por eso entrego aquí”, mencionó.
Además que para compradoras de otros municipios es más fácil ubicar el centro religioso, también es porque siempre es una zona concurrida, lo que da cierta seguridad a vendedoras y compradoras.
Es usual encontrar a mujeres vendiendo y comprando a las afueras de la Catedral, en sus escaleras o enfrente, en el Jardín la Floresta, o bien a muchas otras esperando a su vendedora o clienta.
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