Tulancingo cumple 157 años de ser erigida como ciudad

Este 17 de abril Tulancingo está de manteles largos, pues se cumplen 157 años de que oficialmente ostenta el rango de ciudad. Era 1868 cuando la entonces llamada Villa de Tulancingo de Santa Anna obtuvo tal nombramiento, cuando los territorios que hoy son hidalguenses aún estaban adscritos al Estado de México. Fue hasta 1869 cuando se erigió Hidalgo como entidad federativa.

De acuerdo con fuentes históricas, se asienta en el decreto número 21 del entonces gobernador mexiquense, Cayetano Gómez Pérez, que el nombre cambió a “Tulancingo de Bravo”, luego de 14 años en que se mantuvo como Villa. El “apellido” de nuestra ciudad se debe nada más y nada menos que al héroe de la Independencia, Nicolás Bravo, férreo guerrerense que luchó codo a codo con Morelos.

Bravo fue un militar independentista que en la década de los 20 en el siglo XIX, tomó junto a Guadalupe Victoria la Villa de Tulancingo. Aquí abrió una fábrica de pólvora y marcó la senda para los medios de comunicación en esta región, pues inauguró el pionero periódico El Mosquito Tulancingueño. Esta publicación no solo es la primera de la región, sino también de los primeros en México que operaron durante la guerra de Independencia.

Históricamente, Tulancingo es importante porque los primeros registros de actividad humana en el estado de Hidalgo se encontraron en Huapalcalco y datan de hace 14 mil años, por lo que el Valle detrás del Tule bien pudiera ser uno de los primeros asentamientos en la historia continental.

Caracterizado por una notable gastronomía que encabeza el conocidísimo guajolote, por ser cuna de importantes referentes de la cultura mexicana como El Santo, tierra de gran actividad comercial y textil, así como casa de una de las Arquidiócesis más grandes de México, Tulancingo fue candidata a ser capital del estado a mediados del siglo XIX.

Sin embargo, la idea se disolvió durante el gobierno de Benito Juárez. Previo a la erección del estado de Hidalgo, el entonces primer obispo de la ciudad, Juan Bautista Ormachea y Ernáiz, desconoció al gobierno del Benemérito de las Américas cuando el clérigo fungió como integrante de la Junta de Regentes.

Esta junta fue la encargada de dirigir al país hasta la llegada del emperador Maximiliano de Habsburgo, quien por cierto también visitó Tulancingo en algunas ocasiones. Tal hecho habría otillado a Juárez a desistir de su idea de nombrar a Tulancingo como capital, a pesar de su cercanía con las logias masónicas que desde entonces ya estaban aquí. No estaba dispuesto a dejar el poder político de la naciente entidad en el mismo lugar que el poder eclesiástico, signo de su lucha liberal para remarcar la separación entre Estado e Iglesia.

Entre los habitantes es común referirse a Tulancingo con ciertos apodos que destacan cualidades o hechos históricos de la región. Por ejemplo, “Ciudad de los Satélites”, mote que acuñó en la década de los 60 por el apogeo que surtió la llegada de la Estación Terrena, primera en su tipo a nivel nacional y con la que se hizo la primera transmisión global de los Juegos Olímpicos. Una variante no tan utilizada es la de “Ciudad de las Antenas”, aunque ambos ya en desuso por las nuevas generaciones.

Pero antes, según crónicas municipales, tras la llegada de los españoles en el siglo XVI, fue conocido como “Retiro de Conquistadores”, pues gracias al clima y belleza de las tierras, muchos exploradores de Europa elegían el Valle de Tulancingo para asentarse definitivamente.

Luego fue “Boca de Sierra”, apodo que recopiló Graciana Vázquez del Castillo, feminista fundadora del Ateneo Mexicano de las Mujeres, quien describió a nuestra ciudad como muy pacífica y en donde los días jueves se ofrecían muchos productos de la Sierra. Ella estuvo en Tulancingo en 1910. También se le ha llamado “Sultana del Valle”, vocativo que recibió del acaxochiteca Luis Ponce y quien vivió durante muchos años en nuestra ciudad.

Existen otros apodos para la ciudad, tales como “Valle Esmeraldino” nombrado así por la belleza visual de los campos de alfalfa; “la Atenas hidalguense”, por su inclinación hacia la cultura y las artes; y los más populares de la historia reciente, “Chulancingo”, “Milancingo”, “Tulanchismes” o “Tulanyork” por mencionar algunos.

Artistas nacidos aquí también han abonado a esta costumbre: Francisco Barrios “El Mastuerzo”, músico y compositor fundador de la legendaria banda Botellita de Jerez, hoy Botellita Retornable, le llama “Tulanswing”, vocativo que ocasionalmente es replicado por bandas o artistas locales.

En la actualidad y según datos del Inegi en su censo 2020, Tulancingo es el tercer municipio con mayor población de todo el estado, con un total de 168 mil 369 habitantes.

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