Tan solo en casi cinco meses de lo que va del año, el Hospital General de Tulancingo logró acreditar cinco procedimientos de procuración de órganos para donación, la misma cantidad que en todo 2022. Así lo aseguró el director general de dicho nosocomio, Juan José Jiménez Hernández, quien además precisó que es una creencia errónea llamarle “trasplante de órganos” al proceso que en realidad en términos médicos se le debe referir como “procuración”, pues aunque son parte el uno del otro, en realidad son cosas distintas.
Es así que explicó que la procuración y el trasplante son un par de eslabones en la cadena que concluye con la intervención quirúrgica consistente en colocar órganos en total funcionamiento en el cuerpo de otra persona. En este sentido, la procuración de órganos se refiere a la “captación de pacientes” que alcanzaron el punto de muerte cerebral, por lo que resulta prudente “procurar” el cuerpo para que la mayoría de órganos o los que estén en condiciones favorables para su extracción, puedan trasplantarse a otro paciente que lo requiera.
El proceso es complejo, contrario a lo que puede verse en medios de comunicación o videos, según calificó el médico: primero se requiere de la existencia de un paciente cuya condición sea de muerte cerebral. En cuanto se diagnostica, empieza la operación nombrada bajo el “Código Vida”, el cual indica la realización de estudios al cuerpo del paciente para descartar presencia de enfermedades que degeneran el sistema inmune, tales como VIH, sífilis, COVID-19, hepatitis, entre otras, pues el cuerpo debe estar prácticamente limpio para proceder.
En caso de ser exitoso, se informa a los hospitales con licencia para trasplantes para que ellos a su vez encuentren dentro de su lista de espera a un receptor que sea compatible con el tipo de sangre disponible. Una vez confirmado, le corresponde al hospital receptor enviar un equipo con los instrumentos necesarios para su recolección y traslado. Aunque son diversos pasos para llegar a este punto, desde el diagnóstico de muerte cerebral hasta el traslado del órgano debieron haber pasado máximo 12 horas.
“Debe ser algo rápido porque una vez que el cerebro está muerto, los demás órganos empiezan a fallar. Ahí es donde entra el equipo del hospital para mantener los órganos en las mejores condiciones posibles”, apuntó Jiménez. Sin embargo, previo a la anterior travesía, le corresponde a galenos emprender uno de los momentos más complicados de esta operación: convencer a la familia para donar los órganos de su pariente.
Algo en ocasiones difícil de conseguir, según refirió, pues interfieren barreras culturales que no siempre se disuelven, ya que aunque el finado haya voluntariamente aceptado en vida ser donador de órganos, la última palabra la tendrá siempre su familia. Si y solo si ellos aceptan, se activa el “Código Vida”.
“Hay muchas familias que no lo desean. Nuestra idiosincrasia aún no nos permite que todos quieran la procuración, es un tema cultural. La familia nos ha hecho comentarios como de ‘queremos que se vaya completo’ y no insistimos. Se les informa y comenta cómo es el proceso y solo puede llevarse a cabo si están de acuerdo el familiar responsable y dos testigos (…) La idea es que el que va a ser donante si así lo desea en vida, platique con su familia y los convezca de que quiere hacerlo en dado momento. Son muchos tabúes sobre no querer donar los órganos”, apuntó.
Para quienes esperan una donación el proceso de espera es lo que puede tomar varios meses, no obstante, en cuanto se notifica que hay un órgano disponible, la intervención quirúrgica debe suceder en el mismo día en que se hizo la procuración. Tal fue el caso de una donación de corazón que se hizo recientemente en el Hospital de Tulancingo. Luego de que se extrajo el ejemplar, doctores del hospital destino tuvieron que trasladarlo en helicóptero hasta la Ciudad de México, pues el tiempo de vida de un corazón fuera del cuerpo es de máximo 4 horas.
“Es un trabajo de logística impresionante: llegaron en helicóptero, lo bajaron en la carretera; de aquí una ambulancia llevo el corazón en los termos, lo trasladaron en helicóptero y a las cuatro o tres horas y media me mandaron un video de que ya estaba latiendo el órgano en otro paciente receptor. Debe ser muy rápido porque si no, deja de funcionar”, contó a la vez que detalló que los órganos que duran menos tiempo son el corazón y los pulmones; mientras que en otro tipo de tejido hay más horas para operar. Por dicha razón, siempre que hay donación de órganos es porque alguien ya está en espera para su intervención quirúrgica inmediata.
Hasta el momento, en México hay dos posibles vías para agilizar la recepción de un órgano en donación. La primera, es sostener diálogo con la administración de los hospitales adscritos al IMSS o ISSSTE siempre y cuando haya algún familiar compatible dispuesto a donar el órgano requerido por el paciente. La segunda, más rápida, más costosa pero no menos burocrática, es la de acudir a un hospital particular con licencia para trasplante, en donde un familiar compatible podrá donar el tejido necesario a su pariente.
Finalmente, recordó que aunque el de Tulancingo no es un hospital autorizado para la fase de trasplante, es uno de los cinco en Hidalgo que sí está facultado con una licencia sanitaria para procuración de órganos y actualmente es el que ejecuta más procedimientos de este tipo a nivel estatal.
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