Monseñor Domingo Díaz Martínez, con todos los sacerdotes de la Arquidiócesis, celebró la Misa Crismal en Catedral Metropolitana de Tulancingo, durante la homilía se consagró el Santo Crisma, se bendijeron los óleos de los catecúmenos y de los enfermos, además de la renovación de las promesas sacerdotales.
Los feligreses congregados testimoniaron la renovación de los votos sacerdotales, acto que se realiza año con año, en esta importante celebración de la liturgia católica en el marco de la Vigilia Pascual.
Expuso cómo el tema central de su homilía la sinodalidad que describe el camino que se debe seguir para promover la catolicidad de la Iglesia, la cual fue escuchada con atención por los presentes, quienes mostraron una devoción y un fervor propio de esta semana, en la que se conmemora la Pasión de Cristo
“Aquí y ahora seguimos decididos a caminar juntos, debemos pedir que reaviva nuestra fe y llene nuestros corazones de amor para que sigamos de corazón el camino de la sinodalidad para que lleguemos a la casa de los resucitados” comentó.
La ceremonia transcurrió con la solemnidad propia del significado de la Misa Crismal, con el óleo (aceite) de los catecúmenos, éstos se preparan y disponen al bautismo, mientras que, con el óleo de los enfermos, éstos reciben el alivio en su debilidad.
La Misa abre el Triduo Pascual, que es el periodo de tiempo en el que la liturgia cristiana y católica conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.
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